Disrupción, innovación, la espada, y la pistola Smith & Wesson de Indiana Jones


Después de leer el título de este artículo es muy posible que te estés preguntando: ¿Qué es lo que conecta innovación, disrupción, la espada y la pistola Smith & Wesson de Indiana Jones? Seguí leyendo y te vas a enterar.


Comencemos por las dos primeras palabras: disrupción e innovación. Aunque suenen parecidas y sean las estrellas indiscutidas del universo High-Tech de Silicon Valley, disrupción e innovación no son la misma cosa. Lo que tienen en común es que ambas generan un cambio. Podríamos ponerlo así: los disruptores son innovadores, pero no todos los innovadores son disruptores. De la misma manera en que todas las Oreo son galletas dulces, pero no todas las galletas dulces son Oreo. O que todos los gatos son animales, pero no todos los animales son gatos, ¿se entiende? A continuación, el ejemplo de la espada y la pistola Smith & Wesson de Indiana Jones para aclarar la diferencia.


Durante siglos la espada fue el arma principal de combate del hombre. Las primeras espadas de bronce eran letalmente afiladas, pero de hoja corta. Esto se debía a que la resistencia a la tracción del bronce es relativamente baja, entonces si se hacían hojas más largas se doblaban con facilidad. La innovación y desarrollo del acero y de otras aleaciones más resistentes, permitieron que la espada creciera en longitud y ancho y que creciera también su valor en la sociedad dado que los espadachines más habilidosos se convirtieron en defensores de reinos y reyes. Así, la espada se transformó en símbolo de libertad, protección y fuerza.


La evolución de la espada es un claro ejemplo de innovación. Innovación sería entonces cada uno de los cambios y mejoras relativos a los materiales de fabricación de la espada y a la evolución de las técnicas de uso y manejo. En una palabra, la innovación es cambio en sentido constructivo. Innovar es mejorar.


La disrupción es diferente. Como decíamos al principio, la disrupción es innovación, en el sentido de que provoca un cambio, pero va más allá. En la ya clásica película de aventuras “Indiana Jones y los cazadores del arca perdida” hay una escena (ya clásica también) que magistralmente ilustra cómo funciona la disrupción. Cuando Indiana Jones es desafiado por un árabe que revolea aparatosa y diestramente una espada maciza para amedrentarlo, Indiana, relajado, saca su pistola Smith & Wesson de la funda, le apunta al árabe y bang! asunto liquidado.


Un producto, objeto, proceso, obra de arte, hecho o idea es disruptivo cuando aparece y transforma completamente la manera en que el mundo funciona. La disrupción desplaza un sistema, una industria o una tecnología existente y produce algo nuevo, más eficiente. Por eso se dice que la disrupción es a la vez destructiva y creativa. Destruye para crear algo nuevo. Pensemos en Internet, por ejemplo. La tecnología detrás de Internet ya existía en la década de 1980, pero cuando se publica el primer sitio world wide web en 1991, es cuando se produce el fenómeno disruptivo que cambió el mundo que hasta ese entonces conocíamos. Con Internet cambió todo drásticamente: la forma de trabajar, de estudiar, de comunicarse, de relacionarse, la ciencia, la tecnología, la industria. Todo. Lo mismo ocurrió 500 años atrás con la imprenta de Gutenberg, un ícono de la tecnología disruptiva.

Volviendo al ejemplo de Indiana Jones, la invención e irrupción del arma de fuego, resultado del descubrimiento de la pólvora, volvió obsoleta la espada y modificó drástica y definitivamente la estructura social, económica y geopolítica del mundo. ¿Para bien o para mal? Seguramente habrá opiniones dividas al respecto. De todas maneras, poco sentido tiene discutir las consecuencias de la disrupción. Cuando un agente disruptivo irrumpe modifica el curso de la historia. Y ya no hay vuelta atrás.

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