Las brujas de Macbeth

Tuve la oportunidad de analizar “La tragedia de Macbeth” en un curso sobre Shakespeare en la Universidad de Oxford. Más allá de la historia inquietante de ambición y locura y de los potentes personajes de Macbeth y Lady Macbeth, lo que más me atrajo de la obra fue el rol de las tres brujas que aparecen al comienzo. Son estas tres brujas, que el autor llama Weird Sisters, (“Hermanas fatídicas”, se ha traducido al español) las que le revelan a Macbeth, un valiente general escocés, la profecía que finalmente lo llevará a la desgracia: le vaticinan que se convertirá en rey de Escocia. El vaticinio se cumple (¿o Macbeth se encarga de hacerlo cumplir?), pero las consecuencias para él y para varios de los que lo rodean, serán catastróficas. Macbeth y su esposa consiguen la corona de Escocia asesinando a aquellos que se interpusieron en su camino. El mal acaba por envenenar sus almas y, finalmente, la justicia llega para quienes sufrieron la crueldad de Macbeth y Lady Macbeth.
Son varias las preguntas que la tragedia de Shakespeare despierta: ¿cuánto influyó la profecía de las brujas en el destino de Macbeth? ¿Podría haber elegido otro destino o simplemente estaba predeterminado y nada podía hacer para cambiarlo? ¿Se trata de un caso de profecía autocumplida? ¿Usó Macbeth la fatídica predicción (inconscientemente tal vez) para justificar las perversas acciones que lo conducirían al trono? No hay que olvidar la poderosa influencia de la ambiciosa y manipuladora Lady Macbeth en esta historia. Pero ese es otro tema -apasionante por cierto- que amerita su propio análisis.
Lo genial de la obra y de la manera en que Shakespeare la desarrolla, es que al finalizar su lectura uno no obtiene respuestas únicas y categóricas. Todas las explicaciones, desde las esotéricas hasta las psicológicas y racionales, parecen encuadrar a la perfección en el brumoso universo de Macbeth. Un universo de límites ciertamente difusos. Sentimientos tan humanos como la debilidad y la ambición se mezclan con elementos sobrenaturales de existencia real o imaginaria, quien sabe. Nada se sabe con certeza en “La tragedia de Macbeth”.
Lo genial de la obra y de la manera en que Shakespeare la desarrolla, es que al finalizar de su lectura uno no obtiene respuesta únicas y categóricas.
Shakespeare y sus brujas nos provocan preguntas y dudas sobre temas universales y atemporales (por esa razón Shakespeare es Shakespeare): la lucha del bien y el mal, realidad vs. percepción distorsionada de la realidad, libre albedrío vs. destino y la perenne combinación de ambición, poder, locura y venganza con sus fatales e inevitables consecuencias. Preguntas y dudas eternas y existenciales que se manfiestan a lo largo de la obra y que, como se dijo, admiten mútiples respuestas y explicaciones.
¿Quiénes son en realidad las tres brujas? o deberíamos preguntarnos tal vez ¿qué son? Shakespeare decidió mantener las “Hermanas fatídicas” fuera de los límites de la comprensión racional. Quizás simbolicen el poder destructivo de las emociones obsesivas y sean además una representación externa de la oscuridad, la depravación y el mal interior que habitan en el alma de Macbeth y, en un sentido más amplio y profundo, en el alma de todos y cada uno de nosotros.