¿Qué podemos hacer con la realidad?
Ayn Rand, filósofa, guionista de Hollywood y escritora rusa exiliada en Estados Unidos durante la revolución bolchevique escribió:
“Podemos ignorar la realidad, lo que no podemos es ignorar las consecuencias de ignorar la realidad”. La frase se ha ido modificando levemente a lo largo de los años, resultando en versiones sutilmente diferentes:
“Podemos evadir la realidad, lo que no podemos es evadir las consecuencias de evadir la realidad”
“Podemos negar la realidad, lo que no podemos es negar las consecuencias de negar la realidad”.
Uno podría sustituir los verbos por otros y generar así múltiples versiones. Por ejemplo: “Podemos distorsionar/cambiar/jugar con/inventar/minimizar/silenciar la realidad…» Lo cierto es que los cambios no son más que variaciones sobre un mismo tema.
La irrebatible verdad que Ayn Rand con su frase reveló es que no sirve de mucho querer domesticar la realidad de acuerdo a nuestras conveniencias, necesidades o deseos. Tarde o temprano -en general más temprano que tarde- de golpe y a los golpes, nos avisa que quien manda es ella y se encarga de poner las cosas en su lugar. En ese momento nos damos cuenta de que no tenemos más remedio que agachar la cabeza y aceptar, obedientes, su poderío incuestionable.